sábado, 15 de mayo de 2010

ÈMILE COHL Y EL DIBUJO ANIMADO


Émile Courtet, llamado Émile Cohl, era parisiense, dibujante y colaborador de todos los periódicos cómicos de la época. Un día de 1907 se presenta en los estudios Gaumont para protestar porque el argumento de un filme de la casa aprovecha la idea de uno de sus dibujos. Feuillade le recibe y , encontrándole divertido, le contrata como guionista.Curioso, Cohl se inicia en el trabajo que se realiza a su alrededor. Un día piensa:

"puesto que el movimiento cinematográfico resulta de un engaño del ojo mediante cierto número de imagines sucesivas, puesto que el numero de estas imágenes es fijo y que la película puede conservar cualquier impresión, debe ser posible reemplazar la fotografía por el dibujo y obtener el mismo resultado físico, pero creando con el lápiz seres de fantasia..."

Al obtener la conformidad de Gaumont, Cohl se pone a trabajar sin perder un minuto. Sus primeras cintas de dibujos animados se incluyen en el programa de sesiones veraniegas dadas por Gaumont en el teatro del Gymnase. El primero de estos filmes, "Fantasmagorie", tenía 36 metros de largo y comprendía cerca de 2000 dibujos. El autor había sido a la vez el dibujante y el operador; su material se reducía a un aparato que accionaba la mano, según el procedimiento llamado de la vuelta de manivela, parando después de la impresión de cada imagen a fin de permitir la colocación delas imágenes siguientes. El éxito le animo a contiuar, y de 1908 a 1910, realiza unas sesenta pequeñas cintas, entre ellas “Le cauchemar de Fantoche”, “Les joyeux microbes” y “La lampe qui file”. Todas denotan una imaginación siempre despierta, una fantasía, un gusto perfecto y una técnica de una riqueza tal que cuando, veinte años mas tarde, Walt Disney emprenda a su vez una producción de este género de filmes, no tendrá que hacer ningún esfuerzo: le bastará con seguir los pasos de Émile Cohl; el cual, por otra parte, no supo guardar para sí los secretos de su éxito: enviado a América por la sociedad Éclair para dirigir una sucursal, fue plagiado. Cuando volvió a Francia empezó la guerra y desaparecieron los dibujos animados.
Vivió como pudo, hablando sin amargura de sus queridos dibujos que no habían tenido para él más ingratitud.

Murió en el hospital en 1938, cuando Walt Disney –a quien sus deliciosos animales han dado tantos amigos que, de buena fe,le creen el inventor del dibujo animado- hacía fortuna encabezando uno de los negocios más prósperos del cine americano.

Para saber mas sobre él una página en francés: http://www.emilecohl.com/accueil.htm
Historia ilustrada del cine 1, René Jeanne y Charles Ford

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