Él tenía veinte años. Ella treinta y siete. Estaba casada y tenía una hija. Decía que erea muy feliz en su matrimonio y que nada le faltaba, pero se acostaba con él cada día. Él se preguntaba el por qué, si tan feliz era no le haría falta, pero nunca llegó a preguntárselo.
Cada día la veía, ella lloraba y después se acostaban. Apenas hablaban mientras lo hacían, y casi tampoco después. Pero ella decía que él hablaba sólo y ni se enteraba, que decía no se qué sobre los aviones...
5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario